Sobre el uso de WhatsApp: «una barrera para la comunicación»

¿Cuántas veces has leído un mensaje de WhatsApp y has “malinterpretado” el contenido? ¿A quién no le ha sucedido esto alguna vez? Es hablando con el otro, cara a cara, y a veces malinterpretamos las palabras, cuanto más cuando “hablamos” a través de WhatsApp… He aquí un ejemplo del fenómeno al que me refiere: decir “¡qué listo eres!” puede interpretarse obviamente como “qué inteligente eres”, pero si lo piensas bien, también podría interpretarse como “qué estúpido eres”. ¿De qué depende entonces? Pues básicamente de cómo se relacionan los implicados, del contexto en el que se produce la relación…

Verás, lo anterior tiene una explicación sencilla que tiene que ver con axiomas o principios de la comunicación humana. En esencia, los mensajes que transmitimos tienen básicamente dos componentes: el primero, el digital, hace referencia a lo que decimos, al contenido en sí mismo, mientras que el segundo, el analógico, hace referencia a los signos que utilizamos para decir lo que decimos, a los gestos, a las expresiones faciales… es decir, a los comportamientos que acompañan a lo que decimos. El mensaje necesita de la lógica para poder tener un sentido, y si no hay lógica, el mensaje es cuanto menos ambiguo. Por eso, seguro que habrás tenido la ocasión de saber, por ejemplo, que un familiar o un allegado está triste aunque verbalmente te ha dicho que “está bien”, o que “va todo bien”, y lo sabes porque su expresión te hace pensar en lo contrario…

Pues bien, volviendo a la pregunta con la que empezamos esta reflexión, lo que sucede con los mensajes de WhatsApp es precisamente eso, que corremos el riesgo de no poder comunicarnos adecuadamente por adolecer el propio medio de falta de lógica, de emociones, de sentimientos…

Sin extendernos mucho más, ¿qué implicaciones tiene esto? Si me lo permites, me atrevo a sugerir un consejo: utiliza el WhatsApp para comunicar cuestiones con poco contenido emocional (por ejemplo, “he comprado el pan”, “te recojo en el trabajo”, “cógete un chaquetón, hace frío”, etc.), pero no utilices WhastApp para resolver un problema con tu amigo/a, con tu compañero/a de trabajo, con tu pareja o con tu hijo o hija. Tendrás muchas probabilidades de equivocarte…